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Pelotari de Gerardo Lizarraga: Geometría y Tradición en el Frontón

La pelota vasca, más que un deporte, es una manifestación cultural profundamente arraigada en el País Vasco y Navarra. Esta disciplina ha sido fuente de inspiración para numerosos artistas que han buscado capturar su esencia en distintas expresiones artísticas. En nuestro sitio ya se hemos repasado diversas obras en las que el juego de pelota aparece representado, desde pinturas documentales del siglo XIX hasta esculturas contemporáneas y películas en las que el frontón funciona como escenario simbólico. Dentro de ese recorrido que rastrea la presencia de la pelota vasca en el arte, la pintura Pelotari de Gerardo Lizarraga ocupa un lugar singular por su lenguaje visual depurado, su carácter introspectivo y su aproximación formal influida por las vanguardias de principios del siglo XX.

Pelotari de Gerardo Lizarraga, óleo
Índice

    Gerardo Lizarraga: Trayectoria de un Artista en el Exilio

    Gerardo Lizarraga Istúriz nació en Pamplona en 1905, en el seno de una familia culta y acomodada. Su formación artística comenzó en el estudio de Javier Ciga y continuó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde fue alumno de destacados maestros como Cecilio Pla y Julio Romero de Torres. Allí coincidió con artistas como Remedios Varo, con quien contrajo matrimonio en 1930.

    En 1928, Lizarraga obtuvo una beca de la Diputación Foral de Navarra para ampliar sus estudios en París, donde se vio influenciado por las vanguardias europeas, especialmente el cubismo. A su regreso a España, se estableció en Barcelona, donde trabajó en escenografía teatral y diseño gráfico. Durante la Guerra Civil Española, se alistó en el bando republicano y, tras la derrota, fue internado en campos de concentración en Francia. En 1942, logró exiliarse en México, donde continuó su labor artística y participó activamente en la vida cultural del país.

    Pelotari: Una Representación Estilizada del Deporte

    La obra Pelotari, realizada entre 1928 y 1932, es un óleo sobre tablex de 60 x 45,5 cm, firmado por el autor y conservado actualmente en la colección del Museo de Navarra. Su datación exacta no está claramente establecida, pero se sitúa dentro del periodo en el que Lizarraga se encontraba fuertemente influido por las vanguardias europeas, especialmente el cubismo, cuyas formas geométricas y sentido constructivo están claramente presentes en la composición.

    En esta pieza, Lizarraga representa a dos jugadores de pelota vasca en plena acción, utilizando formas geométricas y colores planos que remiten al lenguaje del cubismo. Las posturas alargadas, la curvatura de los brazos y el distintivo uso de lo que claramente parece una cesta indican que se trata de la modalidad de cesta punta, también conocida como jai alai, una de las variantes más veloces y espectaculares de este deporte. Las figuras, desprovistas de rasgos faciales, se presentan en posiciones dinámicas que capturan el movimiento y la tensión del juego.

    El fondo monocromático en tonos verdes evoca la pared del frontón, mientras que los jugadores, vestidos con el atuendo tradicional blanco y fajas de colores, destacan por su estilización y simplicidad formal. La composición transmite una sensación de equilibrio y armonía, reflejando la precisión y destreza requeridas en este deporte.

    Estilo Artístico y Contexto de la Obra

    Pelotari se enmarca dentro de la etapa en la que Lizarraga experimentaba con las vanguardias europeas. La obra muestra una síntesis entre la tradición cultural vasca y los lenguajes plásticos del cubismo y el constructivismo. El tratamiento de los volúmenes, la economía de elementos y la contención cromática revelan una búsqueda de depuración formal y carga simbólica.

    La elección de la pelota vasca como tema refleja el interés del artista por las costumbres de su tierra natal. En este caso, la escena no busca representar un partido realista, sino sugerir una dimensión universal del juego. La ausencia de rostros, la rigidez estudiada de los gestos y la geometría contenida refuerzan la idea de un arquetipo cultural más que de una anécdota específica.

    Legado y Reconocimiento

    La obra Pelotari fue cedida en préstamo al Ayuntamiento de Pamplona para la exposición «Pamplona. Año 7» en 2007, lo que subraya su importancia dentro del patrimonio artístico navarro. Actualmente, forma parte de la colección del Museo de Navarra, donde se conserva como testimonio del talento y la visión artística de Gerardo Lizarraga.

    A través de Pelotari, Lizarraga logra una representación única de la pelota vasca, combinando tradición y modernidad en una obra que sigue siendo relevante y evocadora.